La relación más ansiada y la que más miedos nos
confronta.
Este artículo parte
de la necesidad sentida de contestar a la pregunta: ¿es posible una buena
pareja? Y sobre este tema comento algunos puntos que se me hacen importantes para
considerar la posibilidad de una relación de pareja, no ejemplar, pero si
posible dentro de todos “los peros” que todas las relaciones tienen.
En la vida de una
persona desde pequeños nos van preparando para llegar a ser grandes, encontrar
pareja y tener familia. Es como la aspiración máxima a la que un niño(a) puede
llegar a ser una “buena esposa”, un “buen
esposo”. Dentro de esa aspiración se nos inculca y nos pasan todos los
miedos conscientes e inconscientes de nuestros padres. Además, de que tomamos
los temas incompletos o pendientes que nuestros ancestros tuvieron.
Realmente el niño(a),
desde muy pequeño, empieza ya con una carga muy pesada y compleja en donde no
es nada fácil llegar a tener una buena relación de pareja.
También es común que
a los que si tienen una buena relación, se les diga que tuvieron “mucha suerte”
ya que el número creciente de divorcios y separaciones hace de la relación de
pareja, casi una constante normal el ser separado o divorciado. También se ve
como una constante la cantidad de relaciones inadecuadas que viven juntas y que
lo mejor sería que se separaran por “el bien de los hijos”. ¡Es como la norma que
la pareja tenga dificultades!!! Y esto es cierto en cualquier relación normal,
pero con todo lo que cargamos de la familia lo sentimos como una meta difícil
de alcanzar.
Es importante
resaltar que hay personas que no tienen dificultad de encontrar pareja y que
las dificultades que tienen en la pareja las vivan como algo normal que hay que
resolver y trabajar.
Expectativas
familiares, un peso:
La pareja es una
relación con peso por las expectativas familiares que hay para todos los que
crecen en el seno de una familia “normal”.
Durante la infancia
uno va recibiendo todos los códigos y creencias de cómo ser una “buena” hija,
mujercita, esposa y madre. De la misma manera que el varón crece con los
mensajes de cómo debe ser un “buen hijo”, varoncito, esposo y padre.
Se nos educa de la
mejor manera posible con las creencias; buenas y malas, de una familia que
nos ama a su manera y forma y desea lo mejor para nosotros. Dentro de este
paquete de información que se va cincelando en el alma del hijo(a) van los
códigos inconscientes y secretos de lo que la familia debe lograr, a lo que debemos llegar, a cómo debemos ser, qué
sueño alcanzar y todo eso y más a través de nosotros, los hijos y los hermanos.
Primera de dos partes.
Virginia Amelia Luviano Bosdet
Maestría en Psicología Clínica y en Constelaciones Familiares.
Directora del Diplomado en Guatemala y Querétaro.
Sendero Creativo e Integra tu Espacio.
Diciembre 2015.
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